UN PEQUEÑO PRESENTE
Aquel 17 de noviembre, el día amaneció, como cualquier otro, en la pequeña ciudad de …
Pero ese hombre de sonrisa amplia y actitud formal, despertó con su corazón inquieto, y nervios de adolescente.
Sensaciones que intentó, disimular frente a su entorno…
A las 8hs, tomó su coche y desviándose de su recorrido habitual, se dirigió a la carretera principal, en dirección a… , ciudad distante unos pocos kilómetros.
Mientras la mañana otoñal, comenzaba a asomarse entre montaña y montaña, él conducía, oyendo esa canción de Serrat…que dice “no hago otra cosa que pensar en ti”… es que sus pensamientos estaban en ese regalo que él iba a buscar.
No sabía de qué se trataba…, sólo percibía su ansiedad por descubrirlo, sin cuestionarse que era exactamente lo que estaba haciendo.
Por fin llegó, se dirigió directamente a la oficina de Correos, donde presentó el aviso postal que lo autorizaba a retirar la encomienda.
Para el funcionario era algo habitual, rutinario, así que con su pereza matinal, se dirigió a buscar lo que se le estaba solicitando.
Mientras al hombre formal, hoy convertido en adolescente, le parecía que cada movimiento sucedía en cámara lenta, y ya no sabía como controlar su emoción.
Al fin le fue entregado un pequeño paquete…lo tomo entre sus manos y con pasos apresurados volvió a su coche.
Ya en su interior y sólo consigo mismo, se enfrentó a ese pequeño paquete, envuelto en papel común con adhesivos en ambos lados. En uno figuraba su nombre y el otro le confirmaba quien lo enviaba y el lugar lejano de donde provenía.
Desconocía esa letra, pero su trazo reflejaba la ansiedad y la expectativa de quien las había escrito.
Los minutos pasaban…y él no lograba abrirlo, se había quedado absorto, observando y acariciando ese pequeño obsequio. La sencillez y la humildad de ese regalo parecían notarse más ante la fina tapicería en cuero, del interior del coche.
Sus manos retomaron el movimiento y lograron abrir el paquete. Su interior era tan simple como su envoltorio…. un libro.
El hombre de sonrisa amplia, sintió en su interior… el cariño con que ella lo había escogido especialmente para él.
Este sencillo gesto le confiaba, lo especial que él era para ella.
Le confirmaba que a pesar de la distancia que los separaba, existía un haz de magia que los unía.
Este obsequio cumplió su propósito, demostrar que las pequeñas cosas realizadas con amor se convierten en grandes cosas que nos hacen sentir FELIZ….
sábado, abril 16, 2005
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